¡Otro soleado día invernal, otro lago y otro paseo en un intento por cumplir con las medidas COVID y seguir sano! Solo que está vez no me encontraba en Zúrich, sino Lugano. 

Lea y yo nos encontramos en el exterior del Museo de arte moderno. Una sonriente señorita se me acercó, momento en el que supe que hice bien al decidir invitarla a un encuentro en persona. Nuestro paseo y conversación fue tan bien que el tiempo se pasó volando. ¡Sentí como si nos conociésemos de toda la vida! Tras el agradable paseo, nos sentamos en un banco para maravillarnos con la puesta de sol en el lago, mientras sentíamos la calidez de los rayos sobre nuestros rostros. Por momento, me puse romántico, y pude imaginarnos como pareja, ¡lo que hizo todavía más mágica la experiencia! O quizá se debiese a que, con el sol brillando de forma tan hermosa, Lea se abrió el abrigo y vislumbré su minifalda invernal y medias 🙈 ¡no sé qué fue! ¿Sería el factor X Aphrodite? Fuera como fuese, ¡estar junto a Lea evoca toda clase de pensamiento “atrevidos”! Todos los hombres giraban la cabeza al pasar a nuestro lado para deleitarse con su belleza.

Lea tiene un lado agradable y atractivo que te hace sonreír al instante. Nada de silencios o momentos incómodos 😁 Su nivel de inglés carece de fluidez y el vocabulario a veces le es esquivo, pero cuando añade algunas palabras en italiano durante las conversaciones, resulta adorable. Me encontré diciendo: “Bella ragazza, non capisco!”, y ambos nos echamos a reír. Básicamente, podría haber pasado más tiempo con ella sin problema.